LA VIE SCOLAIRE
Existe un problema en la actualidad que tiene que ver con la actitud de los estudiantes y con la autoridad y respeto que se tiene al profesorado.
Mi nombre es Carmen Gila, soy doctora en arte y profesora con dos plazas como funcionaria de carrera: en secundaria y en escuelas de arte. Este año he estado de estancia profesional en el lycée polivalent régional de Bagatelle de Saint-Gaudens, en Francia.
Como miembro de la sociedad, como profesora y como reciente alumna he podido observar que cada vez son mayores las muestras de poco respeto hacia los docentes por parte de los estudiantes y sus familias. Sin olvidar las numerosas agresiones, tanto físicas, como psicológicas.
Es por ello que he decidido escribir mi artículo sobre la comparación de los sistemas educativos español y francés y la gestión de los centros.
La falta de disciplina y la poca autoridad del profesorado son parte de un mismo problema con una difícil solución. En Francia un método para resolverlo es mediante un organismo muy concreto en los lycées y collèges: la vie scolaire.
Empecemos con un poco de legislación y definición de lo que es:
La vie scolaire está sujeta al proviseur o director del centro y dirigida por los conseillers principaux d’éducation (CPE), en castellano los asesores superiores de educación. Según el artículo 4 del Decreto 70-738 del 12 de agosto de 1970, dichos asesores (CPE)
“bajo la autoridad del director del centro… ejercen sus responsabilidades educativas en la organización y el funcionamiento de la vida escolar, organizan el servicio y controlan las actividades del personal encargado de las tareas de seguimiento. Están asociados con el profesorado para garantizar el seguimiento individualizado de los estudiantes y realizar su evaluación…”
Además de los asesores superiores de educación, nos encontramos los assistants d’éducation, asistentes de educación, que bajo la dirección del equipo directivo y los CPE se encargan de la vie scolaire.
¿Qué objetivos tiene la vie scolaire? Según el artículo 1 de la circular n° 2015-139 du 10-8-2015, los principales objetivos que tiene la vie scolaire deben permitir a los estudiantes:
– Apropiarse de las reglas de la vida colectiva;
– Prepararse para ejercer su ciudadanía;
– Comportarse de forma más autónoma y tomar iniciativas;
– Integrarse en la vida social y profesional”.
Y ¿Cómo consiguen estos objetivos anteriores?
Para conseguir el clima de respeto entre iguales y para con los docentes los CPE y los asistentes aseguran la gestión de los espacios y tiempos; vigilan las entradas y salidas del centro, así como el control de pasillos, recreo, comedor, internado y todos los espacios del centro.
Además, también contribuyen al clima escolar mediante el control del absentismo, el comportamiento y la actitud en el aula. Sin olvidar la seguridad del alumnado, mediante la prevención y lucha contra todas las formas de discriminación, incivilidad, violencia y acoso.
¿Por qué he elegido este tema? ¿Qué es lo que me ha llamado más la atención? Y, ante todo, ¿por qué instauraría un sistema similar en España?
En mi opinión, ya no es solo el hecho de que el profesorado no tenga que hacer guardias de recreo o guardias cuando un compañero falta.
Y tampoco es el hecho de que los profesores allí no rellenan informes de actitud, o se tienen que encargar de avisar a los padres o tutores cuando el estudiante ha cometido alguna infracción o tiene una actitud poco adecuada en clase.
Evidentemente hay mucha menos carga de trabajo por parte del profesorado allí, ya que el docente se libra de una media de unas tres horas semanales de vigilancia. Además, de la reducción de burocracia, ya que se encargan especialistas.
Además, en cuanto al absentismo, es mucho más fácil de controlar, ya que es una figura que tiene trato directo con asuntos sociales y por tanto se evitan diferentes trabas burocráticas existentes en la actualidad.
En España, los centros en los que asuntos sociales tiene permanentemente a un trabajador social para evitar ciertos conflictos y el absentismo, este último se controla de una manera mucho más eficiente, fácil y rápida que en los centros en los que no lo hay, ya que esta burocracia tiene que pasar por más pasos hasta que se toman soluciones.
No obstante, lo que más destaco aquí, es que los docentes sólo tienen que enseñar y no tienen que encargarse de amonestar. Por esta razón, tanto las familias como los estudiantes, no los ven como un enemigo cuando se producen amonestaciones.
Al tener delimitadas y separadas estas labores, el profesorado se dedica a enseñar y el alumnado a aprender. Cuando hay un conflicto, hay un mediador entre el centro y las familias con los que se logra una ambiente más sano y más favorable a la convivencia.
Instaurando algo similar en España, se le daría más autoridad al profesorado, se reducirían las rencillas, se evitarían las familias y alumnos amenazando al profesorado porque ha sido castigado (hace unos años, yo misma fui agredida por un alumno cuando le amonesté con un parte y expulsé de clase).
Para concluir, considero que una figura como la vie scolaire sería un buen método a probar en España para dotarle de más autoridad al profesorado y mejorar la convivencia entre profesores y alumnos y entre iguales.
Y, por supuesto, dar las gracias al lycée polivalent régional de Bagatelle y su profesorado por su buena acogida y lo que me han enseñado, en especial a Marta Rubio Martínez y a Jean Marc Salles, y al collège Leclerc, al que también he podido asistir.